Estudio Biblico de la Congregacion | 1 a 7 Diciembre
¿Por qué Saúl quería matar a David?
Saúl quiso matar a David porque dejó que los celos y el orgullo le llenaran el corazón. Cuando oyó que la gente cantaba que David vencía “a decenas de miles”, se sintió opacado y empezó a verlo como un rival. En vez de alegrarse por el éxito de David y por la bendición de Jehová, alimentó pensamientos malos hasta convertir a David en su enemigo.
Otra razón fue que Saúl sabía que Jehová ya no estaba con él, pero sí con David. Eso lo hacía sentirse inseguro y con miedo de perder el trono. En lugar de arrepentirse y aceptar la voluntad de Dios, trató de detener los planes de Jehová persiguiendo a David y buscando matarlo.
¿Por qué David no quiso matar a Saúl?
David no quiso matar a Saúl porque respetaba a Jehová y a la autoridad que él había puesto. Sabía que Saúl era el rey ungido, y entendía que solo Jehová tenía derecho a quitarle el cargo. Aunque Saúl lo persiguiera, David prefería mantener su conciencia limpia y no hacer nada que ofendiera a su Dios.
Además, David no quería volverse una persona vengativa. Tuvo dos oportunidades claras para acabar con Saúl, pero decidió no devolver mal por mal. En vez de eso, tomó pruebas como la punta del manto, la lanza y la jarra de agua para mostrar que podía haberlo matado, pero confió en que Jehová se encargaría de juzgarlo en el momento adecuado.
¿Qué nos enseña este relato acerca de Jehová?
Nos enseña que Jehová mira el corazón. Él vio cómo Saúl se llenaba de celos y desobediencia, y también vio la lealtad y el respeto de David. Jehová no se deja impresionar por el cargo o la apariencia; se fija en la actitud interior de cada persona.
Vemos que Jehová protege a sus siervos fieles. A pesar de que Saúl tenía un ejército y perseguía a David sin descanso, Jehová siempre hizo posible que David escapara. Eso nos da confianza en que Dios puede cuidarnos incluso en situaciones que parecen muy peligrosas.
El relato muestra que Jehová tiene un tiempo perfecto para todo. Aunque David ya había sido ungido, no se convirtió en rey de inmediato. Jehová permitió un período de prueba y aprendizaje. Esto nos enseña que Dios no se retrasa; cumple sus propósitos cuando es mejor.
También aprendemos que Jehová rechaza la envidia y la desobediencia persistente. Saúl tuvo oportunidades de corregirse, pero no quiso hacerlo. Finalmente perdió la aprobación de Dios. Eso nos recuerda que es vital cambiar cuando Jehová nos corrige.
¿Qué lecciones prácticas podemos aprender?
Una lección clara es que debemos luchar contra los celos. Si vemos que a otro le va bien en la congregación, en la predicación o en la vida, en lugar de compararnos, debemos alegrarnos y recordar que todos servimos al mismo Jehová.
Aprendemos a no tomar venganza. David sufrió mucho por culpa de Saúl, pero no se desquitó. Hoy nosotros también podemos decidir no pagar con la misma moneda cuando alguien nos trata mal, sino dejar el asunto en manos de Jehová.
Vemos la importancia de mantener la conciencia limpia. David prefirió seguir huyendo antes que hacer algo que sabía que ofendería a Dios. Nos enseña a no elegir la solución más rápida si implica desobedecer principios bíblicos.
Por último, aprendemos a confiar en el tiempo de Jehová. David esperó años hasta que llegó el momento de ser rey. De igual manera, cuando oramos por algo o esperamos un cambio, podemos tener paciencia y confiar en que Jehová actuará cuando sea realmente mejor para todos.