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Seamos Mejores Maestros de esta semana | Haga Revisitas

Seamos Mejores Maestros de esta semana

Claudia:
Hola, Rosa, qué gusto verte de nuevo. Soy Claudia, la que te visitó hace unos días. ¿Cómo te ha ido esta semana?

Rosa:
Hola, Claudia. Pues… ha sido una semana un poquito pesada, la verdad. Muchas cosas en la casa y con mis hijos.

Claudia (con empatía genuina):
Imagino que ha sido agotador para ti. Se nota que te esfuerzas mucho por tu familia. La otra vez me comentaste que a veces sientes que te falta un poco de paz y dirección, ¿sigues sintiendo eso?

Rosa (suspira):
Sí, la verdad sí. A veces no sé ni por dónde empezar. Me gustaría tener más claridad en algunas cosas… pero bueno, ahí vamos.

Claudia (escuchando con calma, sin interrumpir):
Gracias por compartirlo conmigo, Rosa. Aprecio que me hables con sinceridad. Si te parece, hoy quería mostrarte algo que quizá pueda ayudarte justamente con eso. Te dije que nuestras clases de la Biblia son muy prácticas y se adaptan a la vida de cada persona. ¿Puedo enseñarte un ejemplo?

Rosa:
Claro, me gustaría verlo.


Claudia muestra cómo es una clase de la Biblia

Claudia (abriendo el folleto):
Mira, aquí en esta lección hay una pregunta que muchas personas se hacen: “¿Puede la Biblia ayudarme a tener paz y a tomar mejores decisiones?”.

Lo bonito es que no solo leemos un versículo y ya. Vamos preguntando, reflexionando y aplicando lo que dice. Tú puedes decir lo que piensas, lo que no entiendes, o incluso si algo te preocupa. No es una clase rígida, sino una conversación.

Rosa:
Eso suena bien… a veces pienso que no sé nada de la Biblia y me daría pena no entender.

Claudia (con tranquilidad):
Rosa, no tienes por qué saberlo todo. Nadie empieza sabiendo. Jesús escuchaba a las personas, no las hacía sentirse pequeñas. A mí me gustaría imitar eso contigo: escucharte, entender lo que vives y ayudarte a encontrar respuestas reales.

Lo más importante es lo que piensas, no que yo hable mucho.


Claudia conecta la clase con la vida de Rosa

Claudia:
La otra vez mencionaste que te preocupa el futuro de tus hijos y la estabilidad del hogar. Y eso es completamente normal.
Pero por eso pensé que esta lección te podría servir. Habla de cómo la Biblia da esperanza real y guía práctica. Por ejemplo, muchos padres descubren que, al aprender principios bíblicos, se sienten más tranquilos y toman decisiones con mayor seguridad.

Rosa (interesada):
¿De verdad ayuda así?

Claudia:
Sí, muchísimo. La Biblia no es un libro antiguo sin utilidad. Es como un manual lleno de consejos que alivian cargas. Y el curso no tiene costo ni compromiso. Es a tu ritmo, según tu tiempo, y enfocado en lo que tú necesitas.


Rosa expresa una preocupación — y Claudia escucha

Rosa:
Solo me preocupa no tener tiempo… algunos días se me va el día entero.

Claudia (con amabilidad, sin minimizar):
Lo entiendo totalmente, Rosa. De verdad. Por eso las clases pueden ser cortitas, incluso de 10 o 15 minutos si te parece mejor. Puedes hacer preguntas cuando quieras, y si un día no puedes, simplemente lo dejamos para otro momento.
Lo importante es que tú te sientas cómoda y que esto te ayude, no que sea una carga.


Claudia ofrece el curso con suavidad

Claudia:
Si te gusta, la próxima vez podríamos ver el primer punto juntas. Solo una idea breve, algo que te dé un respiro en tu semana y te dé herramientas para sentirte más segura y con más paz.

Rosa (sonríe):
La verdad sí me interesa. Podríamos intentarlo.

Claudia (contenta, pero serena):
Me alegra mucho oír eso. Lo haremos a tu ritmo, conversando y viendo cómo la Biblia puede ayudarte a ti y a tu familia ahora… y en el futuro.
Gracias por darme este tiempo, Rosa. Me alegra poder acompañarte.

Rosa:
Gracias a ti, Claudia. Nos vemos en la próxima.

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