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Seamos mejores maestros de esta semana
(3 mins.) DE CASA EN CASA. Utilice una de las verdades del apéndice A del folleto Una obra de amor (lmd lección 4 punto 5).
María:
¡Buenos días! Mi nombre es María. Ando por el vecindario compartiendo brevemente un pensamiento de la Biblia que ha dado consuelo a muchas personas. ¿Tiene un minuto?
Elena:
Bueno, sí, solo un momentito. ¿De qué se trata?
María:
Gracias. Es algo muy sencillo. Hoy muchas personas sienten preocupación por el futuro de la Tierra, por todos los problemas que vemos. Pero una verdad que me ha dado mucha paz es que, según la Biblia, la Tierra nunca será destruida. ¿Había escuchado esa idea antes?
Elena:
¿La Tierra nunca será destruida? He oído decir que con tantas guerras o desastres todo podría acabarse.
María:
Entiendo perfectamente por qué mucha gente piensa así. Yo misma me preocupaba. Pero un versículo muy bonito dice que Dios “ha establecido la tierra sobre sus cimientos, y no será movida” —eso está en el Salmo 104:5. Y otro texto, en Eclesiastés 1:4, explica que “la tierra permanece para siempre”.
Me impresiona lo claro que es: Dios creó este planeta para que siguiera existiendo.
Elena:
Pues qué interesante. La verdad nunca lo había visto de esa manera.
María:
Sí, y es una verdad muy reconfortante. Le digo sinceramente, no vengo a discutir ni a convencerla de nada —cada persona tiene sus creencias y las respeto mucho. Solo comparto esta idea porque mucha gente se siente angustiada por el futuro. Y saber que Dios no destruirá la Tierra da mucha tranquilidad.
Elena:
Eso me gusta, porque la verdad sí da miedo ver tantas noticias malas.
María:
Es verdad. Pero algo que me anima es que, si Dios creó la Tierra tan hermosa y dijo que durará para siempre, significa que también desea que las personas disfruten de ese futuro. Su propósito no ha cambiado.
Y si ahora usted tiene cosas que hacer, no hay problema. Solo quería dejarle este pensamiento positivo.
Elena:
No se preocupe, me ha gustado escucharlo. Es bonito pensar que la Tierra no se va a acabar.
María:
Me alegra mucho oír eso, Elena. Si en otra ocasión usted tiene más tiempo, con gusto podríamos ver cómo la Biblia explica que Dios también promete paz y seguridad aquí en la Tierra. Pero solamente si a usted le interesa, claro.
Elena:
Sí, creo que en otra ocasión podríamos seguir conversando.
María (sonriendo con amabilidad):
Perfecto, y gracias por su tiempo hoy. Fue un gusto saludarla. Espero que tenga un día muy tranquilo.
Elena:
Igualmente, muchas gracias.