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Tesoros de la Biblia de esta semana

“¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a mí!” (Isaías 6:8)

Tesoros de la Biblia de esta semana

Queridos hermanos y amigos, hoy meditemos en una de las expresiones más nobles y llenas de disposición que encontramos en las Escrituras:
“¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a mí!”

Estas palabras fueron pronunciadas por el profeta Isaías en Isaías 6:8. Pero más que una simple frase, reflejan la actitud de un siervo dispuesto, humilde y valiente. Una actitud que Jehová sigue valorando profundamente hoy.


1. La invitación divina y la respuesta de Isaías

Isaías relata que escuchó la voz de Jehová preguntando:
“¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”

¿Por qué Jehová hizo la pregunta de esta manera?
En el capítulo 6 se menciona que Isaías estaba presenciando una visión celestial donde Jehová estaba rodeado de criaturas espirituales. La expresión “por nosotros” nos recuerda que, junto a Jehová, estaba su Hijo unigénito, quien más tarde sería Jesús en la Tierra. Él participaba activamente en los asuntos divinos desde antes de venir al mundo.

Pero lo más sobresaliente es la reacción de Isaías. Él no dudó, no pidió tiempo para pensarlo, ni preguntó qué beneficios recibiría.
Simplemente dijo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.”

Qué hermoso ejemplo de espíritu dispuesto. Isaías no sabía todavía cuál sería su misión exacta, ni cuán difícil sería. Pero confiaba plenamente en Jehová. Se ofreció porque estaba dispuesto a ser útil, a dejarse guiar y a actuar conforme a la voluntad divina.


2. ¿Qué podemos aprender de la disposición de Isaías?

Hoy, los siervos de Jehová reciben una comisión semejante: predicar las buenas noticias del Reino en toda la Tierra habitada. Y al igual que en los días de Isaías, también hoy existe indiferencia, rechazo e incluso oposición.

Sin embargo, cuando imitamos la disposición de Isaías, mostramos a Jehová que estamos verdaderamente disponibles para servirle. Él no nos pide perfección, sino un corazón sincero, preparado para cumplir lo que él nos asigna.

Isaías no dijo: “Envíame cuando tenga tiempo”, o “Envíame solo si la tarea es fácil.”
Él dijo: “Aquí estoy yo.”
Esto es disponibilidad total.


3. La misión de Isaías sería difícil, pero no estaba solo

Después de que Isaías se ofreció, Jehová le explicó cuál sería su tarea. Isaías debía hablarle al pueblo “vez tras vez”, aunque la mayoría no escucharía. Debía advertir, corregir y anunciar mensajes que muchos rechazarían.

¿Era Isaías rudo o desconsiderado?
No. Él amaba a su pueblo y deseaba que volvieran a Jehová. Pero la gente tenía un corazón endurecido, oídos cerrados y ojos espirituales apagados. Ellos mismos decidían no escuchar.

Esta situación es muy parecida a lo que enfrentan los siervos de Dios hoy. Muchas personas prefieren no escuchar. Están ocupadas, distraídas o simplemente no desean cambiar su vida. Pero la comisión no cambia. Y al igual que Isaías, podemos seguir adelante sabiendo que lo que hacemos tiene el respaldo del Dios de la autoridad suprema.


4. Jesús citó la misma profecía en su época

Siglos después, Jesús citó estas mismas palabras de Isaías. En su ministerio, muchas personas oían, pero no querían entender. Veían milagros, pero no querían creer. Su corazón estaba igual de cerrado que el de los judíos de los días de Isaías.

Y el resultado fue trágico. En el año 70, Jerusalén fue destruida. Pero algo importante ocurrió:
Quienes escucharon a Jesús, quienes prestaron atención a sus advertencias, se salvaron.

Ellos formaban la “descendencia santa”, el Israel espiritual que tenía fe verdadera.

Este contraste nos enseña algo vital:
No depende del mensajero; depende del corazón del oyente.


5. ¿Qué podemos imitar hoy?

Hay dos ejemplos poderosos en estos relatos:

a) La disposición de Isaías

Isaías no esperó condiciones ideales. Él se ofreció porque amaba a Jehová. Hoy podemos preguntarnos:
¿Cómo puedo mostrar espíritu dispuesto en mi asignación?

Puede ser predicando con constancia, apoyando la congregación, o incluso simplemente estando disponible para ayudar cuando se necesite.

b) La actitud de los discípulos de Jesús

Ellos escucharon, entendieron y actuaron rápidamente. Cuando llegó el peligro, obedecieron sin demora.

Hoy también enfrentamos tiempos críticos. Escuchar y obedecer la guía de Jehová puede protegernos física y espiritualmente.


6. Conclusión: Jehová sigue buscando corazones dispuestos

Isaías vio un gran honor en servir a Jehová, aunque la tarea fuera difícil.
Hoy, Jehová sigue preguntando de manera figurada:

“¿A quién enviaré?”

Él busca corazones como el de Isaías:
dispuestos, humildes, valientes y listos para actuar.

Nuestro deseo sincero de servir, más que nuestra capacidad, es lo que Jehová valora.

Que cada uno de nosotros pueda decir desde el corazón:

“¡Aquí estoy yo, Jehová! Envíame a mí.”

Y que lo digamos no solo con palabras, sino con nuestras acciones diarias, demostrando que estamos disponibles para cumplir la obra más importante de nuestra vida.

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